Los organoclorados son las sustancias que resultan de la unión de uno o más átomos de cloro a un compuesto orgánico (estos útimos, constituyen la base de la materia viva y están formados por átomos de carbono e hidrógeno fundamentalmente). Aunque esta unión puede ocurrir de forma natural, la inmensa mayoría de estas sustancias se forma artificialmente. Por ejemplo, la industria química combina gas cloro con derivados del petróleo para crear:
- pesticidas (DDT, lindano)
- plásticos (PVC, PVDC)
- disolventes (percloroetileno, tetracloruro de carbono)
- refrigerantes (CFC, HCFC)
Cuando se blanquea el papel con cloro, o se utiliza éste como desinfectante en el tratamiento de las aguas, o se quema algún producto clorado, se crean nuevos organoclorados. Al introducirse en el medio ambiente y sufrir reacciones con la luz, otros compuestos químicos o agentes biológicos, vuelven a generarse nuevos productos de este tipo.
De cara a valorar su impacto ambiental, hay tener en cuenta las siguientes características:
- Son muy estables. Permanecen en el aire, el agua y el suelo cientos de años, resistiendo los procesos de degradación físicos o químicos
- No existen en la naturaleza, salvo en un par de excepciones, por lo que los seres vivos no han desarrollado métodos para metabolizarlos y detoxificarlos. Resisten por tanto la degradación biológica
- Son más solubles en grasas que en agua, por lo que tienden a bioacumularse (migran desde el ambiente a los tejidos de los seres vivos)
Efectos biológicos
En el caso de las dioxinas, citaremos el último informe referente a estas sustancias de la Agencia del Medio Ambiente (EPA) de EE.UU, publicado en septiembre de 1994. Según este informe :- las dioxinas producen cáncer en el ser humano
- dosis inferiores a las asociadas con cáncer ocasionan alteraciones en los sistemas inmunitario, reproductor y endocrino
- los fetos y embriones de peces, aves, mamiferos y seres humanos son muy sensibles a sus efectos tóxicos
- no existe un nivel seguro de exposición a las dioxinas
- la incineración de residuos
- las fábricas de pasta de papel que usan cloro o dióxido de cloro como agente blanqueante
- la fabricación de PVC
Recientemente, han ocurrido dos escándalos acerca de contaminación de alimentos con dioxinas. Por un lado, el escándalo ocurrido en Bélgica acerca de la contaminación de los pollos, huevos y carne, y cuyas causas no fueron aclaradas del todo, hacen sospechar de la contaminación de los piensos empleados para alimentar estos pollos por aceites de origen industrial que contenían PCBs (un organoclorado pariente directo de las dioxinas). En cuanto a lo ocurrido en Francia, el contenido de dioxinas en la leche de las vacas de la zona de Lille, obligó a prohibir su consumo; y a cerrar temporalmente tres incineradoras de RSUs de los alrededores, sospechosas de haber contaminado la atmósfera y entorno vegetal en muchos kilómetros a la redonda de sus puntos de emisión.
En España, de los miles de compuestos organoclorados producidos, utilizados y emitidos al medio ambiente, sólo se han reconocido los efectos negativos de una docena de ellos: el DDT, los PCBes, y otros pesticidas y disolventes.
Mientras en el resto de Europa se buscan soluciones para frenar la creciente contaminación por dioxinas, la sociedad española permanece ajena a este peligro, y las administraciones no solamente lo ignoran, sino que además se muestran reticentes a prohibir la fabricación de productos que contienen o crean dioxinas, rehusan las tecnologías industriales que evitan su formación, y promueven la construcción de plantas incineradoras, que son su principal fuente de emisión.
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